La World Wide Web, más conocida como «www», cumple 30 años desde que el software en el que está basado se hizo público y trascendió el ámbito científico en el que operaba desde hacía varios años, dando paso a la expansión de internet a nivel global.
Aunque los primeros usos de internet tienen su origen en la década de los sesenta, fue el británico Tim Berners-Lee quien creó la World Wide Web en 1989 en el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN) de Ginebra. La combinación de lenguajes, direcciones y protocolos facilitó la distribución y el intercambio de información entre la comunidad científica vinculada al CERN.
En 1993, aquel sistema de enlaces y vínculos se abrió al mundo y motivó la revolución tecnológica que ha supuesto el uso de internet, que ha crecido de forma exponencial durante las últimas décadas hasta conectar a más de 5.000 millones de personas en todo el mundo, aunque con importantes diferencias y brechas todavía por continentes.
A pesar de que el uso de internet se ha extendido a nivel mundial, persisten brechas de género y regionales. En Europa, el porcentaje de población «conectada» supera el 90%, mientras que en regiones como África no llega al 40%.
En la actualidad, todas las tecnologías en auge y emergentes, así como muchas de las actividades cotidianas de los usuarios, dependen de internet. Desde el ocio y las redes sociales hasta el trabajo y las compras, la digitalización se ha convertido en una transformación global imparable.
En resumen, la World Wide Web no es sinónimo de internet, pero sí de la tecnología que espoleó la red de redes y precipitó su desarrollo global. A pesar de las brechas regionales y de género que aún existen, internet ha transformado la forma en que las personas se comunican, trabajan y disfrutan del ocio en todo el mundo.