CDMX.-En 1925, Balto, un valiente husky siberiano, condujo un trineo a través de una ventisca en Alaska para entregar medicamentos vitales a niños y jóvenes amenazados por la difteria en la ciudad aislada de Nome. Ahora, casi un siglo después, científicos han desentrañado el misterio de cómo este heroico perro sobrevivió a condiciones climáticas extremas.
Balto lideró el último relevo de un grupo de más de cien perros que transportaron la antitoxina desde Anchorage, cubriendo más de 1.000 kilómetros en 127 horas con temperaturas inferiores a -10 ºC. Tras su muerte en 1933, Balto fue recordado con una estatua en Central Park en Nueva York y una película animada en 1995.
Investigadores de la Universidad de California en Santa Cruz examinaron los restos conservados de Balto y tomaron muestras de su piel para reconstruir su genoma. Luego, compararon este material con el de 680 perros contemporáneos y 240 especies de mamíferos.
A pesar de la leyenda de que Balto era mitad lobo, el análisis genético reveló que compartía antepasados con los huskies siberianos y los perros de trineo. Los científicos también encontraron que Balto tenía menos mutaciones potencialmente peligrosas que las razas modernas de perros, lo que sugiere que era más sano.
Según Katherine Moon, investigadora postdoctoral y autora principal del estudio, Balto poseía variantes en genes relacionados con el peso, la coordinación, la formación de las articulaciones y el grosor de la piel, características esperadas en un perro criado para correr en condiciones extremas. En última instancia, la diversidad genética de Balto le permitió ser más resistente al hostil ambiente de Alaska.