CDMX.-Adolf Hitler, conocido por ser el líder máximo del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán y responsable de la creación de los campos de concentración, guarda oscuros secretos relacionados con su consumo habitual de sustancias durante su mandato nazi.
En 1936, Heinrich Hoffmann, el fotógrafo oficial de la Alemania nazi, presentó a Hitler a un médico que le recetó medicamentos para aliviar sus dolores estomacales. A partir de ese momento, la confianza del Führer en este médico, cuyo nombre era Theodor Morell, fue total.
Morell, con formación en obstetricia y ginecología, y con experiencia como médico en la Primera Guerra Mundial, comenzó a recetarle a Hitler diversas sustancias a lo largo de los años. Al principio, le administraba vitaminas y glucosa, pero más tarde pasó a darle hormonas de animales, esteroides, barbitúricos e incluso testosterona para mejorar su rendimiento sexual cuando conoció a Eva Braun.
En 1943, Hitler comenzó a consumir Eukodal, un analgésico opiáceo similar a la heroína, que le producía una profunda euforia. También añadió a su lista de medicamentos la Eupaverina, un antiespasmódico sintético. En los últimos meses de su vida, consumió cocaína en numerosas ocasiones, combinándola peligrosamente con Eukodal.
Durante los últimos días en el búnker donde se refugió, Hitler se quedó sin sustancias para tomar, ya que las fábricas farmacéuticas estaban destruidas y no había cadena de distribución. A pesar de los esfuerzos del doctor Morell por encontrar las drogas necesarias, no tuvo éxito. El 22 de abril de 1945, Hitler, desesperado y ansioso, le dijo a Morell que ya no necesitaba su ayuda médica.
Se estima que Morell llegó a administrar hasta setenta y cuatro sustancias diferentes a Hitler a lo largo del tiempo, lo cual le permitía enfrentarse a sus actividades, incluyendo el enfrentamiento contra los ejércitos aliados que buscaban poner fin al Tercer Reich.
Después de la guerra, Morell fue detenido por los estadounidenses y entregó su diario, donde detallaba los malestares del Führer y revelaba que le había administrado 800 inyecciones en 1,349 días.
Estos oscuros secretos muestran una faceta desconocida de Hitler y arrojan luz sobre el consumo de sustancias que lo acompañó durante su liderazgo en la Alemania nazi.