En una reciente conferencia de prensa, el gobernador de Nuevo León, Samuel García, pasó de informar sobre 300 proyectos de obras estatales en marcha a lanzar una serie de duras críticas contra el fiscal general Pedro Arce y los partidos Acción Nacional (PAN) y Revolucionario Institucional (PRI).
El mandatario, conocido por su pertenencia al partido Movimiento Ciudadano, tachó al fiscal de «capo» y exhortó a la ciudadanía a eliminar la influencia del «PRIAN» (PAN y PRI) en Nuevo León, aspirando a convertir la entidad en una especie de «Texas» mexicano. «Ya empiecen a pensar qué vamos a hacer en el 2024», instó García durante el evento realizado en el Palacio de Gobierno.
García vislumbró una escena futura en la que Nuevo León cuente con un Congreso Ciudadano, un fiscal de una universidad de prestigio y un auditor independiente que revise las cuentas públicas del PRI. También planteó un Poder Judicial libre de influencias del PAN y la necesidad de cambiar a los alcaldes que, en su opinión, obstaculizan el progreso.
El gobernador se comprometió a erradicar a todos «esos bandidos, corruptos, que desean que a Samuel le vaya mal para que a Nuevo León le vaya mal». Según él, una vez que estos «buitres» sean desterrados de Nuevo León, la entidad prosperará, contando con más fondos, obras públicas, seguridad y vehículos Tesla.
García enfatizó que el Congreso ha sido un impedimento para la implementación de varios proyectos necesarios para el estado. Ilustró este punto con un ejemplo de un diálogo frustrado con Juan Ignacio Barragán acerca de un decreto para concluir la Presa Libertad.
Criticó duramente al Fiscal por su falta de cooperación en las reuniones de seguridad, y cerró su diatriba con una promesa: «Quítenme a ese patán, quítenme a ese capo, y se las arreglo así», afirmó, chasqueando los dedos.