A pesar de los señalamientos cruzados sobre infracciones al acuerdo, el cese al fuego entre India y Pakistán se mantenía vigente hasta ayer, tras haberse alcanzado el fin de semana luego de varios días de intensos enfrentamientos que dejaron un saldo de al menos 60 muertos y miles de desplazados en la zona de Cachemira.
El alto al fuego, pactado el pasado sábado, puso fin a la peor escalada de violencia entre ambos países desde el conflicto militar de 1999. Sin embargo, las tensiones persisten, ya que tanto Nueva Delhi como Islamabad se acusan mutuamente de haber violado el acuerdo durante las primeras horas posteriores a su entrada en vigor.
Desde India, el secretario de Relaciones Exteriores, Vikram Misri, denunció «múltiples violaciones» por parte de las fuerzas paquistaníes y aseguró que su ejército ha respondido de forma “proporcionada y adecuada”. Por su parte, el gobierno de Pakistán reiteró su compromiso con la tregua, afirmando que sus fuerzas han manejado la situación con «moderación y responsabilidad», a pesar de las provocaciones indias.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, manifestó su intención de contribuir a una solución pacífica entre ambas potencias nucleares, particularmente respecto al conflicto por la región de Cachemira, territorio históricamente disputado.
Mientras tanto, los principales afectados siguen siendo los habitantes de las zonas fronterizas, quienes han sufrido desplazamientos forzados, daños materiales y pérdidas humanas a raíz del reciente repunte de hostilidades.
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