Saint-Maximin celebró arrodillado ante fotógrafos, agradeciendo al cielo tras marcar su segundo gol.
No hay que olvidar que en su primer gol con el América, Allan Saint-Maximin vivió una emoción enorme con celebración. Era su debut y, lleno de ilusión, corrió con sus compañeros y también con la gente que, a pesar de ser visitante, le entregó aplausos por la jugada con la que definió. Pero hubo una segunda ocasión, distinta a lo que esperaba, aunque igual de inolvidable.
Ese día, el cuadro azulcrema recibió a Pachuca sin público en las gradas. El francés ansiaba presentarse frente a su afición, pero no pudo ser por causas externas. Aun así, volvió a marcar. Sin aficionados para compartirlo, buscó a quienes sí estaban: los fotógrafos. Consciente de la exposición, decidió que fueran ellos quienes captaran ese instante.
En la transmisión llamó la atención que las cámaras no lo siguieron celebrando. No se le vio con la misma euforia del primer gol. Y la razón era simple: se había arrodillado frente a los camarógrafos, mirando al cielo en señal de agradecimiento. Esa postal se volvió la imagen más compartida en redes, porque él mismo Saint-Maximin la buscó como recuerdo de ese momento de celebración del América.
En apenas dos partidos quedó claro cómo disfruta celebrar Saint-Maximin: quiere que lo vean y transmitir su calidad. Al inicio, sin gente en el estadio, parecía desanimado. Pero tras anotar, todo cambió. Su segundo gol en el América quedó sellado con esa fotografía de ensueño, que aunque no fue con su afición, resultó un festejo especial que supo cómo convertir en suyo.
