Alejandro Kirk redefine el papel del catcher mexicano y marca historia en MLB.
Alejandro Kirk no solo juega béisbol. Lo reinventa. El tijuanense se ha convertido en una figura única. Siendo apenas el noveno receptor nacido en México en llegar a las Grandes Ligas, pero el primero con un papel clave en la Postemporada. Debutó en 2020 con los Toronto Blue Jays, y ese mismo año vivió su primer Playoff, participando en la serie de Comodines contra los Tampa Bay Rays
Dos años después, volvió al escenario grande y anotó sus primeras dos carreras de Postemporada frente a los Mariners. Aunque Toronto cayó en aquella serie. En 2023 repitió la experiencia, pero la historia fue similar. Los Twins eliminaron a su equipo en la primera ronda. El 2025, pero, cambió su destino. En el primer juego de la Serie Divisional ante los Yankees, Kirk conectó dos cuadrangulares que lo consagraron como pieza clave del equipo.
Hasta ahora acumula 4 carreras producidas, 4 anotadas y solo un ponche en seis juegos, demostrando disciplina, consistencia y temple. Ahora, su mirada está puesta en la Serie de Campeonato ante Seattle. Con el sueño de romper una sequía de 32 años sin que Toronto llegue al Clásico de Otoño.
Alejandro Kirk rompió las reglas del béisbol
Alejandro Kirk le dio otro sentido a la palabra catcher. En su camino a las Grandes Ligas, tuvo que romper estereotipos y creer en las segundas oportunidades. Esa fue la única forma de conseguir su firma con los Blue Jays en 2016.
Con apenas 15 años, muchos cazatalentos no lo consideraban. No encajaba en el molde físico que se esperaba de un receptor, y su perfil atlético generaba dudas. Pero lo que otros veían como un límite, él lo convirtió en impulso.
“Muchos equipos no le prestaban atención por sus características físicas, pero Alejandro tenía mucha seguridad. La resiliencia y su inteligencia lo llevaron hasta dónde está a pesar de que para algunos estaba limitado físicamente, pero en el campo, porque cómo vas a ver a una persona (con la estructura de Kirk) que se levanta por esos toques de bola tan ágil como si se tratara del mejor atleta del beisbol. Ha trabajado tanto en lo que es la movilidad y en su posición que lo ha llevado a ser un prototipo de una cosa muy diferente y que en el campo es tan bueno como el mejor atleta musculoso”, mencionó Guillermo Armenta, entonces al frente de la academia de Toros de Tijuana.
Entre quienes sí creyeron en él estaba Aaron Acosta, un cazatalentos que vio más allá de lo físico. Notó en Kirk algo más valioso: liderazgo, comunicación y precisión detrás del plato.
“Tiene una historia con Tampa Bay. Acuérdate que fue a la academia dominicana y no gustó por su físico. Yo tengo muy buena relación con los directivos de Tampa Bay y les dije, ‘¿cómo pasó desapercibido y ahora es una superestrella?’ El scout que lo llevó no es el americano que dicen, el scout que firmó y confió en Alex se llamaron Aaron Acosta y es mexicano. Acosta estaba con Tampa y nos lo pidió para llevarlo a Dominicana, después Aarón termina su contrato con Tampa y se movió para los Blue Jays y ahí lo adquiere Toronto en ese proceso”, añadió Armenta.
Con el tiempo, Kirk se reencontró con su mejor versión en Toronto. Aprendió a ser paciente, disciplinado y a pulir su defensa y su bateo. Aquel chico que corría 60 yardas en 8 segundos sigue ahí, con los mismos valores que aprendió en casa y en la academia de Tijuana.
“Lo desarrollaron para llenar los niveles defensivos y ofensivos. Él ha crecido en todos los sentidos, económicamente, eso vino en automático, pero todos sus valores, toda su formación. Cuando debutó le pregunté a Alex, ¿cómo te fue en el debut?, me dice, ‘Memo, me temblaban las piernas’, pero una persona como él nunca se ha visto, con su personalidad y su seguridad que lo lleva al éxito”.
Hoy, el Capitán Kirk busca escribir otro capítulo memorable en su historia. Junto a los Blue Jays, se prepara para la remontada ante los Mariners. Con la mirada puesta en el sueño más grande: el regreso al Clásico de Otoño.